Los medios de comunicación
tienen mucho que ver con esta situación: “constantemente nos llueven mensajes
acerca de lo que constituye ser una persona atractiva y de éxito, especialmente
dirigidos a las chicas” ; son precisamente este tipo de
mensajes los cuales ejercen influencia inmediata en las adolescentes, quienes
se dan cuenta que para poder alcanzar éxito profesional, deberán tener una
buena apariencia física. Es importante ponerse a pensar también que estos
medios son quienes determinan cuales son los prototipos de belleza que rigen en
la sociedad y a la vez son quienes nos muestran diferentes formas para
adelgazar, para conseguir el cuerpo perfecto; sin embargo estas siempre
incluyen dietas que conducen a malos hábitos alimenticios y que con el tiempo
van desarrollando trastornos alimenticios como la anorexia y bulimia.
La belleza física esta
siempre relacionada con el éxito social y profesional, es decir que en la
actualidad no importa si las mujeres han ido a la universidad o tienen ciertos
títulos, hoy en día lo que vende y genera ganancias es el aspecto físico, el
cuerpo de las mujeres: “Todos conocemos el nombre de las top models, pero a
casi nadie le suenan los nombres de
mujeres con logros personales tan importantes como descubrir
tratamientos eficaces para una enfermedad o defender los derechos humanos”. Con ello se podría afirmar que vivimos en una sociedad superficial,
que nos enseña como debemos ser y en muchas ocasiones sin importar el riesgo
que cuesta conseguirlo.
El capitalismo que se ha instalado en nuestro país,
como un sistema económico dominante nos ha convertido en una sociedad de
consumo el cual “equipara lo que vales
con lo que tienes y cuanto tienes. El ego tiende a igualar tener con ser
y esto acaba siendo un engaño colectivo”( Montesinos, 2010) es decir que ya no
solo consumimos productos que permitan satisfacer nuestras necesidades o que
nos den posicionamiento social, hoy en día las mujeres son también una
mercancía, un producto más que genera riqueza. Es por ello que la imagen de la
mujer se va adecuando a la moda, a la concepción de belleza de las distintas
sociedades alrededor del mundo. Y es precisamente este motivo el que ha ido
desarrollando una mentalidad demasiado superficial:
La posesión de ese cuerpo
deseado, ofrece una satisfacción que va más allá del hecho en sí. La obtención
de la belleza va unida a la posesión de un estatus reconocido en la sociedad,
con una vida cultural, social y económica admirable y la comodidad de obtener
el puesto deseado. La imposibilidad (porque nunca se puede alcanzar) de llegar
a ese objetivo conlleva al fracaso, sobre todo de la mujer en todos los ámbitos
de la vida.
Definitivamente el éxito
profesional esta relacionado con el aspecto físico, con la figura perfecta que
deben tener las mujeres para alcanzar un estatus social, sin embargo es
importante señalar que esta es una concepción totalmente errónea, ya que por
obtener esa imagen perfecta muchas mujeres han quedado sumidas en este tipo de
enfermedades, las cuales no solo afectan su estado físico, sino que también en
muchas ocasiones les conducen a la muerte ya que no reconocen estar enfermas.
El hecho de considerar a la anorexia y a la bulimia como un símbolo del éxito
profesional, de enriquecimiento, implica empezar a cuestionar nuestra propia
cultura:
Necesitamos
una renovación de nuestros valores y de nuestras conductas. Necesitamos, sobre
todo, definir lo atractivo con parámetros más amplios, para que la mayoría de
las personas, y no sólo una pequeñísima parte, pueda sentirse bien con su
apariencia personal. Necesitamos poner énfasis en otras características
(ingenio, integridad, talento, inteligencia, sentido del humor...) a la hora de
evaluar la valía de las personas. En este sentido las medidas que desde el
mundo de la política, de la moda o de la salud se están tomando son
prometedoras porque van dirigidas a la raíz de estos problemas.
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