“La ansiedad no agota las
angustias del mañana, sino que solo agota las fuerzas del hoy” Charles
H.Spurgeon. La anorexia y la bulimia son trastornos alimenticios, que se
caracterizan por la falta anormal de apetito, y que puede deberse tanto a causas fisiológicas –como por ejemplo, una
gastroenteritis–, que desaparece cuando cesa su causa; o bien a causas psicológicas,
generalmente dentro de un cuadro depresivo –por lo general en mujeres y
adolescentes, y que puede ser muy grave.
Sin duda alguna entre las
principales causas psicológicas que provocan este tipo de trastornos
alimenticios se encuentra la ANSIEDAD: “definida como una respuesta
anticipatoria desproporcionada ante un conocimiento. El objetivo del daño anticipado puede ser interno o externo.”Las mujeres o adolescentes que la padecen, presentan un estado de estrés, nerviosismo y angustia
no justificados por los acontecimientos.
En la actualidad, cuando
escuchamos que alguien tiene anorexia nos viene inmediatamente a la mente que
esa persona se ve gorda sin estarlo y quiere adelgazar rápidamente y para ello
se provoca el vómito. Pero esto no siempre es así, hay personas que vomitan
involuntariamente debido a un gran problema de ansiedad y esto, sin quererlo,
les lleva a sufrir un trastorno alimentario.” Además, la ansiedad puede generar
muchos más problemas fisiológicos como acidez estomacal, dificultades en la
deglución de los alimentos, fiebre…que acaban derivando en un trastorno
alimentario.”
El miedo a engordar puede
llegar a alcanzar la forma de un fobia donde los estímulos temidos son las
comidas (sobre todo las que más se asocian a una ganancia de peso), situaciones
sociales en que hay que comer, personas determinadas relacionadas con la
comida, la propia figura o mostrarla, y el propio peso.” La ansiedad es
continua, incluso cuando se está por debajo del peso deseado por miedo a ganar
algunos quilos”.Consecuentemente, se produce la
evitación fóbica de estos estímulos, provocando, por ejemplo, la restricción en
la cantidad y calidad de los alimentos que, a medida que se mantiene, actúa
como un refuerzo del propio dominio y autocontrol. Pero la evitación de alguno
de estos estímulos es difícil cuando no imposible.
La anorexia y la bulimia no solo son miedos constantes a engordar. Existe una
sobrevaloración de la delgadez que puede llegar a la obsesión (siendo el único
tema de preocupación) y verse acompañada de elaborados rituales relacionados
con la comida y el ejercicio físico. “Pese a estas semejanzas con el trastorno
obsesivo compulsivo, la anorexia y la bulimia tienen una serie de rasgos
distintivos como son la alteración en la percepción del propio cuerpo o la
amenorrea (ausencia de menstruación)”.
La idea sobrevalorada de
adelgazar y el perfeccionismo llevan a someterse a un férreo auto control
caracterizado por estrictas dietas y por aumento de la actividad. De esta
manera hay un aumento de la tensión, de la ansiedad y de la irritabilidad,
tanto cuando se están cumpliendo los planes, como cuando se quiebran. En este
segundo caso, aumenta la probabilidad de que se realicen actividades
compensatorias como el vómito, el uso de laxantes o el ejercicio físico
desmesurado. Estas actividades sirven para reducir la culpa y la tensión, al
menos momentáneamente. La misma situación de restricción dietética provoca
déficits nutricionales que también afectan al estado de ánimo y a las emociones
de manera negativa.
Además de la disforia
(mezcla de ansiedad, irritabilidad y tristeza) y de los sentimientos depresivos
hay una serie de distorsiones en el pensamiento que se vuelve inflexible, sobre
generalizador, irracional y dicotómico (tendencia a verlo todo como muy bueno o
muy malo, sin categorías intermedias). La tenencia de este tipo de pensamiento
lleva al rechazo de todo lo que no entra en su lógica, por ejemplo que la
delgadez no es sinónimo de aceptación y éxito. Algunas características de este
pensamiento se dan también en la depresión (pensamiento dicotómico y sobre generalizador),
trastorno obsesivo-compulsivo (rigidez) y otros trastornos de la ansiedad
(irracionalidad).
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